JEZABEL MONTENEGRO
Una historia sin corazón es una historia muerta.
a J.
Perdido el valor de las palabras en el tiempo
enredada en silencios trenzados de ansia
sueño hablarle en su pecho con dedos de agua
fundir los surcos de nieve en el mapa de esperas
abrazarme al latido de las miradas ciegas.
Busco hilos de cobre en sábanas prendidas de frío
su eco céfiro en noches descosidas de amor
estalla el camino enhebrado en las estaciones
ruedan cuentas azules de su espuma en mi costa.
Una sinfonía grave alienta el aire de camomila
desoigo la cuita maullando calor en otras ventanas
hay un alud sobre un columpio tallado en piedra
acuna olas de besos y pájaros en lenguas muertas
suplica hundirme en el fondo de sus ojos océano.
Laureles para "Empírico"
Crisis de verosimilitud y ríos de leche
En el tramo que abarca la vista, qué hace del río un río, el agua o la corriente, porque sin corriente un río es más bien una lengua muerta de agua, y voy a sentirme decepcionada, incluso estafada, en caso de que alguien me venda como río un estancamiento. Pero si en lugar de agua discurre leche, sabré que me encuentro ante un río de leche si percibo movimiento (ojalá salmoncitos rosados a contracorriente).
A lo mejor meto un dedo para asegurarme de que no es pintura, busco en Google camiones volcados de Pascual o catástrofes en vaquerías de la zona que me proporcionen una explicación racional a algo nunca visto, pero no cuestionaré lo que estoy viendo por más increible que parezca, pues me va en ello la cordura.
Y si me plantan el río de leche en un universo de ficción, seguiré creyendo en él siempre que advierta la corriente a través de los elementos que lo acompañan, da igual lo locos que sean, y los parámetros que rigen no sobrepasen mi capacidad de comprensión, da igual lo insensatos que sean.
Hoy estoy convencida de que la verosimilitud es energía cinética.
Miss Antropía
Me molesta la gente tibia, la cerebral, la que hace polvo y ceniza de la espontaneidad y domestica la ilusión. La falta de pasión, las pasiones de imitación, las personas que dejan el alma plegada en el armario antes de beber agua. Las que no saben comer con las manos. Me molesta el ego de los artistas, de los intelectuales y el mordisco miserable de quienes creen ser y no. La gente que se ducha entre orgasmo y orgasmo. La que da para recibir porque sin entradas, desaparece. La envuelta en banderas de diversas causas para ser visible en el supermercado. Las personas deshonestas, las estafadoras que roban palabras y venden frases. Me crispa la gente moralista y su moralina, la charlatana, la predicadora de luz negra, la maestra del éxito y la felicidad cobrada por adelantado. Me soliviantan las personas quejicas, lloronas, tristes, los discos rayados de enfermedades comunes. Las pesadas, las que se ofenden cuando no interesan. Me molesta muchísima gente, a veces, incluso yo misma.
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