Aristóteles y cultura caNcelaria.

  

Dice Aristóteles en su Poética que cualquier tipología de personaje puede albergar bondad, incluso una mujer, ser inferior, o un esclavo, ser sin ningún valor. Me pregunto a qué espera el funcionariado cancelario para retirar a este señor de la Filosofía, las librerías, quemar su efigie en las plazas públicas y nombrarlo persona non grata en colegios, universidades, bibliotecas y el billón y medio de cursos que calculo debe de haber sobre Narrativa, si por mucho menos han crucificado a Dumbo, Asterix y Obelix, Blancanieves, Lo que el viento se llevó, Flaubert y Arévalo. Nunca me cayó bien, la verdad, demasiado marisabidillas y racional, ñiñiñiñiñi.

 


 

Guionistas y Planetas

 

A estas alturas, creo innecesario seguir ocultando la conjura mundial de los/as guionistas para hacerse con todas las ramas del saber e invertir el proceso creativo, simplificando asuntos fastidiosos como puedan ser la coherencia y la verosimilitud, y acortando los tiempos de documentación, creación de personajes y atmósferas. Así, escribiríamos primero las historias y después modificaríamos el conocimiento, de forma que el espectador o el lector encuentre precisa la relación entre lo que sabe y lo que ve o imagina. Los/as guionistas podrán dedicarse, por fin, a su vocación verdadera: comer pizza congelada, masturbarse, jugar a la Wii y explotarse los granos. Yo, sin ir más lejos y siguiendo el plan establecido, postulo al próximo Nobel de Física con un experimento sobre el Principio de Incertidumbre (*), este:
 
El universo entero está hecho de partículas. Por cada una, existe otra partícula espejo o anti-partícula y si ambas, que son una, entran en contacto, desaparecen tras un destello, se desintegran. No es algo que yo me invente, aunque podría, lo descubrió Paul Dirac, un científico que ganó el premio Nobel de Física en 1933. Basándome en dicho descubrimiento, mi aportación a la Física Cuántica es la siguiente: uno puede ser igual a dos (partícula+anti-partícula distantes=uno), dos más dos igual a ocho y uno más tres igual a ocho, también. Incluso uno más uno podría ser igual a cero (partícula+anti-partícula, en contacto). Es obvia la grieta que he descubierto en los números enteros. 
 
Las personas también estamos formadas por millones de billones de trillones de cuatrillones de partículas. La posibilidad de que un cuerpo humano coincida en el tiempo y el espacio con otro cuerpo constituido por el mismo número de partículas dispuestas de la misma aleatoria forma, es decir, con su anti-cuerpo, es bastante remota, como lo es también el surgimiento de vida inteligente en un minúsculo planeta de los millones de billones de trillones de cuatrillones de planetas que existen en el universo. Improbable, que no imposible. 
 
Mi anti-yo vive en el piso de enfrente. Anti-yo en el B y yo en el C. Soy mi vecina y viceversa. Si nos rozamos, ambas, que somos una, desapareceremos. Es increible tener tan buena y mala suerte a la vez, lo sé, pero cuando algo puede suceder, antes o después, sucede. Las dos somos conscientes de la situación, ella-yo me evita tanto como yo a ella-mí. Gracias a que nuestras partículas han llevado vidas diferentes y en la interacción con las partículas del ambiente han tomado matices distintos, podemos distinguirnos. Yo soy rubia cobriza y mi anti-yo es castaña gloss. Ella se ha multiplicado y yo no. Podría reclamar la mitad de cada uno de sus hijos como míos, pero no me apetece entrar en conflictos innecesarios con los vecinos sin estudiar sus posibilidades como serie. Porque, ¿qué ocurriría si les toco? ¿Cuál sería la forma adoptada por la mitad de partículas supervivientes al encuentro? Yo me desintegraría por completo, es por eso que el experimento se presenta planteado como hipótesis.
 
(*) De quedar algún cabo suelto, ya hay guionistas infiltrados en Wikipedia para modificar los datos necesarios y que mi teoría encaje como un guante. Sobra decir que en esta ocasión serán los físicos de verdad quienes lloren por los rincones entre el desprecio y la pelusilla, y no las actuales víctimas colaterales del Planeta, los "escritores de verdad".
 
Victoria de los Ángeles
(seudónimo)
 
 

 

 

Puntos de vista

 

Espero que no seáis tan jipis como para creer todas esas tonterías conspiranoicas de los movimientos sísmicos, el magma, la madre naturaleza, bla bla bla bla, respecto al nuevo volcán en erupción de Canarias, por favor, a santo de qué iba a quedarse Luzbel matando moscas con el rabo en el infierno, pudiéndolo utilizar en las bacanales de los curas aquí en la tierra, ¿en qué cabeza cabe?

 


 

 


Hostias

 

Hace varios días que siento la imperiosa necesidad física y espiritual de darme de hostias con alguien indeterminado, sin motivo aparente. Me cuesta dominar la ola de agresividad, y me azuza el recuerdo de la noche en que me pegué con una heavy en la puerta del Desastre porque quería levantarme un novio. La coreografía de la pelea fue patética, pero al menos tuvo un desencadenante claro. 

Como persona reflexiva y sensata que soy aunque utilice buena parte de mi energía en disimularlo, intento encontrar la causa de este estado, e iba a culpar de la sed de sangre a mi nueva naturaleza vampírica (me he autodeterminado Vampira de serie B hasta que me aburra o termine el calor), cuando un eureka me ha dado el alto: llevo dos semanas visualizando películas sobre adolescentes rebeldes y pandilleros, en busca de referencias que me ayuden a explicar un proyecto. Ando mimetizada. Es la mía una agresividad inducida, sin descartar del todo que mi nuevo 'yo' le añada un plus de peligrosidad, pues soy muy de llevar los jueguecitos al extremo si me divierten. Claro que no todas las peleas ni todos los pandilleros son iguales. En este sentido, el chico de la moto es el rey. Igualmente os partiría el labio bien a gusto de un cabezazo.

 

Amo esta película.

(Guion: Hinton, Coppola)


 

Lucidez en estado puro

 

De interés para cualquiera con curiosidad por la narrativa de las historias, se aparta de los procedimientos tiranos y habla, desde la cotidianidad, sobre los ingredientes y mecanismos que hacen de un relato -en el sentido más amplio- una historia interesante o un coñazo.  Algo así como evidenciar el aire que respiras y que no tienes en cuenta porque, además de invisible, siempre ha estado ahí.

 Joyita con humor incisivo y socarrón engarzado.

 


 

Conflictos y Sexo

 

Si contase la vida sexual de mi vecina de setenta años, no me creeríais. Os parecería una hipérbole jotera destinada a gracieta de primavera sin ninguna posibilidad de suspender la incredulidad de nadie, a pesar de que quizá acabe apuntalando el tabique. Para más locura, es dura de oído y yo no. Habla alto, violentamente alto, en cualquier circunstancia, a todas horas. Me tiene en vilo su nuevo juego erótico, dos, cinco, nueve, cuatro, dos otra vez, uno, siete, no consigo descifrarlo. En los dos últimos años ha tenido más novios que yo en lo que llevo de vida, y digo novios porque les llama muy temprano para gritar que les quiere mucho y hacerles la gatita. A menudo es mi despertador.

Hay más ingredientes que hacen imposible mirar hacia otro lado y dejar pasar esta historia, además del somier on fire, pero me los reservo. Mientras intentaba concentrarme sin éxito -a ver quién puede así- en otra película, pensaba en qué conflicto sería capaz de mover el desenfreno de mi ídola sin hacer del sexo un condicionante o moneda de cambio, sin convertir su deseo en una patología o una importante carencia afectiva y sin empujarla a la explotación, porque mi admirada vecina disfruta mucho y esa es la única verdad que no estoy dispuesta a traicionar. 

Mi conclusión a las 20:44 de un domingo más y sin vender una escoba, es que la connotación del sexo como centro de una historia no pornográfica siempre es negativa, y esa negatividad es la única posibilidad de conflicto verosímil en un contexto de realidad.

(En territorio Fantástico se me ocurren unos cuántos)