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Se me ha muerto la creatividad, no fluyo con el sonido constante de la espuma de un mar un tanto revuelto. Hagas lo que hagas, ponte bragas; haga lo que haga, las olas escupen en la orilla y en mi oreja. Tengo una gran caracola dentro de la cabeza. A las dos de la madrugada me he quedado sin gente, sin wifi y sin fuego, con las últimas caladas del día colgando de los labios esperando ansiosas.
Media larga hora después, he encontrado un mechero en el cajón de los tangas. Hagas lo que hagas, ponte tangas. Calada intensa y al girar la cabeza, había vuelto el wifi. Sin reproches. He deseado entonces al moreno guapo como rúbrica de la buena fortuna. Quizá, si no se me hubiese muerto la creatividad. El mar no ha callado, de noche en playas desiertas.
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