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Desde hace unos días, hay un fantasma en mi cuarto que apesta a pachuli. Por eso sé que está, me despierta el olor. Tan dulce e intenso que se pega al paladar y me provoca náuseas. Me abraza por detrás, tengo la espalda, el culo y la cintura ardiendo. Duermo muy mal con ese olor a putero rural después de una feria. Por una vez que no tenía insomnio. Es un fantasma masculino y sé de donde viene. Lo trajo mi hermana desde Tánger, subido a su sombra. Ella se ríe. La que cada amanecer es despertada por un pajarito enamorado que golpea fuerte con el pico en su ventana y le persigue saltando de cristal en cristal para seguir mirándola, hasta que sale de casa. Pensando en el tiempo que lleva visitándola, diría que es el amor de su vida. Porque el amor es efímero, menos para los pajaritos y los fantasmas.


3 comentarios:

FJavier dijo...

El amor es efímero, menos para los pajaritos, los fantasmas...
... las princesas...
... los delfines...
... las ranas...
... los caballitos de mar...
... las luciérnagas...
...

Anónimo dijo...

Me ha gustado el detalle del pajarito, seguro que tiene su buenos motivos el animal..

Anónimo dijo...

sus*