Guionistas y Planetas

 

A estas alturas, creo innecesario seguir ocultando la conjura mundial de los/as guionistas para hacerse con todas las ramas del saber e invertir el proceso creativo, simplificando asuntos fastidiosos como puedan ser la coherencia y la verosimilitud, y acortando los tiempos de documentación, creación de personajes y atmósferas. Así, escribiríamos primero las historias y después modificaríamos el conocimiento, de forma que el espectador o el lector encuentre precisa la relación entre lo que sabe y lo que ve o imagina. Los/as guionistas podrán dedicarse, por fin, a su vocación verdadera: comer pizza congelada, masturbarse, jugar a la Wii y explotarse los granos. Yo, sin ir más lejos y siguiendo el plan establecido, postulo al próximo Nobel de Física con un experimento sobre el Principio de Incertidumbre (*), este:
 
El universo entero está hecho de partículas. Por cada una, existe otra partícula espejo o anti-partícula y si ambas, que son una, entran en contacto, desaparecen tras un destello, se desintegran. No es algo que yo me invente, aunque podría, lo descubrió Paul Dirac, un científico que ganó el premio Nobel de Física en 1933. Basándome en dicho descubrimiento, mi aportación a la Física Cuántica es la siguiente: uno puede ser igual a dos (partícula+anti-partícula distantes=uno), dos más dos igual a ocho y uno más tres igual a ocho, también. Incluso uno más uno podría ser igual a cero (partícula+anti-partícula, en contacto). Es obvia la grieta que he descubierto en los números enteros. 
 
Las personas también estamos formadas por millones de billones de trillones de cuatrillones de partículas. La posibilidad de que un cuerpo humano coincida en el tiempo y el espacio con otro cuerpo constituido por el mismo número de partículas dispuestas de la misma aleatoria forma, es decir, con su anti-cuerpo, es bastante remota, como lo es también el surgimiento de vida inteligente en un minúsculo planeta de los millones de billones de trillones de cuatrillones de planetas que existen en el universo. Improbable, que no imposible. 
 
Mi anti-yo vive en el piso de enfrente. Anti-yo en el B y yo en el C. Soy mi vecina y viceversa. Si nos rozamos, ambas, que somos una, desapareceremos. Es increible tener tan buena y mala suerte a la vez, lo sé, pero cuando algo puede suceder, antes o después, sucede. Las dos somos conscientes de la situación, ella-yo me evita tanto como yo a ella-mí. Gracias a que nuestras partículas han llevado vidas diferentes y en la interacción con las partículas del ambiente han tomado matices distintos, podemos distinguirnos. Yo soy rubia cobriza y mi anti-yo es castaña gloss. Ella se ha multiplicado y yo no. Podría reclamar la mitad de cada uno de sus hijos como míos, pero no me apetece entrar en conflictos innecesarios con los vecinos sin estudiar sus posibilidades como serie. Porque, ¿qué ocurriría si les toco? ¿Cuál sería la forma adoptada por la mitad de partículas supervivientes al encuentro? Yo me desintegraría por completo, es por eso que el experimento se presenta planteado como hipótesis.
 
(*) De quedar algún cabo suelto, ya hay guionistas infiltrados en Wikipedia para modificar los datos necesarios y que mi teoría encaje como un guante. Sobra decir que en esta ocasión serán los físicos de verdad quienes lloren por los rincones entre el desprecio y la pelusilla, y no las actuales víctimas colaterales del Planeta, los "escritores de verdad".
 
Victoria de los Ángeles
(seudónimo)
 
 

 

 

2 comentarios:

Cabrónidas dijo...

Después de leer, ya no creo que haya personas irrepetibles. Estoy en shock.

Jezabel dijo...

Es duro de asumir, sí. Sobre todo cuando el cromo repe está en la puerta de al lado.