Un dibujo.
No.
Porque no.
Que no.
Porque es un secreto.
A nadie, a ti tampoco.
Sí te quiero mucho, lloras de mentira.
No lo he terminado.
A ver el tuyo.
No tienes ninguno.
Pues enséñamelo.
No tienes.
No.
Porque es un secreto, mamá.
No puedes decírselo a nadie.
Dí "lo prometo".
Has cruzado los dedos.
A ver.
Al conejo, tampoco.
Ni al perrito.
A nadie.
Vale.


3 comentarios:

Santi dijo...

: O

Si el señor Freud no estuviera muerto, o antes de eso no se hubiera drogado tantísimo, te habría señalado que la t parece tener dos patitas que si las abre formará la muerte.

Me alegra que regreses, o lo haga yo :)

Besos

Jezabel Montenegro dijo...

Regresemos ambos!

Besazo

FJavier dijo...

Apasionante invitación la tuya a cuestionarnos de nuevo. Adivino que algo poderoso crece en ti y que te hace mirar más allá del horizonte con el coraje de un niño. Siempre me sorprendes con la limpieza fría de la cálida lucidez de tus palabras.